Ya se ha recorrido bastante camino en esto del ecommerce desde que todo comenzó. Si bien es cierto que todo predice que esto es tan solo el principio, también lo es que ya existen unos hábitos de consumo, unas cifras de ventas y una red de infraestructura que avala la afirmación de que el ecommerce ya es uno de los principales motores comerciales en todo el mundo. Y la cosa, como hemos dicho, solo está empezando.
Si hoy en día ya gira casi todo en torno a internet (o, al menos, se tiene presencia en él), de aquí a unos años, simplemente será la única manera de competir comercialmente en un mundo cada vez más globalizado. Dado que esa realidad nos afectará a todos, en mayor o menor medida, más tarde o más temprano (no solamente a los que tienen una tienda online, sino a todos, pues llegará un momento que los propios distribuidores operen únicamente por internet) es conveniente conocer qué tiene de bueno y qué tiene de malo el ecommerce.
COSAS BUENAS DEL ECOMMERCE
- Conveniencia. Hoy día, todos los productos son fácilmente accesibles a través del Internet; lo único que hay que hacer es buscarlos utilizando un motor de búsqueda. En otras palabras, no hay necesidad de salir de casa para comprar productos o incluso servicios.
- Ahorro en tiempo. Las tiendas online también tienen la ventaja de que los clientes no pierden tiempo buscando entre pasillos o subiendo al tercer piso. Con una tienda online los productos son fáciles de localizar y además pueden ser entregados en la puerta de la casa en solo un par de días.
- Múltiples opciones. No hay necesidad de salir de casa para comprar. Se puede escoger entre infinidad de opciones, no solo en cuanto a materiales, sino también en cuanto a precios. También se ofrecen diferentes métodos de pago, por lo que en un solo lugar se pueden encontrar todos los artículos necesarios ¡Y sin moverse del sofá!
- Es fácil comparar. Como los productos se encuentran en línea, estos vienen acompañados con descripciones y características, por lo que se pueden comparar fácilmente, incluso entre dos, tres o más tiendas online. Eso es muy beneficioso para el consumidor, pero también lo es para el vendedor, pues compara sus precios con los de la competencia fácilmente (antiguamente había que ir de sitio en sitio mirando los precios para poder hacerlo).
- Aumentar el horario de atención al cliente sin ningún costo adicional. Ya no existen los horarios comerciales, ni los carteles de “vuelvo en 5 minutos”. El negocio abre las 24H los 7 días de la semana.
- El costo de mantenimiento en la red es fijo, pero las ganancias pueden ir en aumento. Tener la tienda abierta siempre te va a costar lo mismo (bueno, es posible que te vaya muy bien y tengas que aumentar tu capacidad de hosting, pero en general, son costes menores) pero los beneficios pueden ir siempre in crescendo. En un mundo físico necesitas aumentar la capacidad del local, contratar más empleados, pagar nuevas instalaciones…en ecommerce no.
Por contrapartida existe una cara B. Un lado oscuro del ecommerce, que representa a fin de cuentas una realidad y que hace sombra al positivismo del ecommerce. Es la parte que “pierde” contra el comercio físico tradicional.
COSAS MALAS DEL ECOMMERCE
- Privacidad y seguridad. Este puede ser un problema si la tienda online no ofrece todas las condiciones de seguridad y privacidad para mantener las transacciones online seguras. Nadie quiere que su información personal y financiera sea vista por todos, por ello es fundamental investigar el sitio antes de comprar.
- Calidad. A pesar de que el Ecommerce hace que todo el proceso de compra sea fácil, un consumidor no puede realmente tocar el producto sino hasta que se lo entregan en casa. Esa incertidumbre muchas veces provoca que el cliente, finalmente, no realice la compra (¡Recuerda! Hay productos que aún son poco susceptibles de venderse por internet, sobre todo los de precios altos: automóviles, electrodomésticos grandes, mobiliario de lujo, inmuebles…)
- Costos ocultos. Cuando se compra online, el consumidor es consciente del precio del producto, el envió y los posibles impuestos, pero también es posible que existan costos ocultos que no se muestren en la factura de compra, pero si en la forma de pago. Esos sobrecostes hacen que el cliente piense que no merece la pena el “ahorro” si, finalmente, hay que pagar un montón de costes que en la tienda física no tiene.
- Retrasos en los envíos. Si bien la entrega de productos es rápida, las condiciones climáticas, disponibilidad y otros factores pueden hacer que los envíos de los productos se retrasen. Esa espera es fatal para las compras impulsivas, donde el cliente compra algo porque lo quiere en ese momento. Plazos de espera demasiado largos hacen que el cliente se replantee su compra y que, incluso, la anule.
- Riesgos: El ecommerce es una jungla. Eso es así. Si uno se mete con las ideas claras, un buen asesoramiento, conocimientos de internet y un buen nicho de mercado, es posible que le vaya bien. Si uno se mete a buscar el Dorado, sin tener ni idea del tema y apostando por un sentido “iluso” de los negocios online, seguramente se de una buena torta.
- Competencia voraz: En ecommerce hay muchas oportunidades, pero es que también hay mucha gente buscándolas. Recuerda que ya no compites en un mercado local o nacional, sino en uno global. Puede que tus operaciones se limiten a las de tu frontera, pero es que otros muchos negocios no, y a tus clientes les da un poco igual si eres de su barrio o de un país al otro lado de Europa. Hay que currárselo mucho más que en un negocio físico para conseguir clientela.
¿Te ha gustado? ¿Quieres más? Siempre, y digo siempre, nos tienes aquí.
Fuente: ActualidadEcommerce
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