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EL FRAUDE EN EL ECOMMERCE
En internet hay de todo, pero sobre todo, hay gente muy “pillina” que conoce los sistemas y aprende maneras de saltárselos. Al igual que en el mundo real los ladrones y estafadores han ido profesionalizándose y aprendiendo nuevas formas (a veces increíblemente creativas) de aprovecharse o, directamente, robar al resto de las personas, en internet esto se ha convertido en toda una leyenda.
Hay 1001 estafas de toda clase en la que un ecommerce puede caer, pero realmente, todas ellas pueden encuadrarse en una tipología concreta. Las más populares son estas:
Fraude con tarjeta de crédito y débito:
Esto incluye a los que utilizan tarjetas falsas o sin fondos que no se detectan hasta que el pedido ya ha sido enviado.
Robo de identidad:
Esto es de lo más grave. El robo de datos de terceros que luego se emplean para comprar en su nombre.
Fraude en la dirección de entrega:
Direcciones de entrega falsas, que no corresponden con la realidad, y que nos repercuten directamente en gastos de logística y devolución.
Fraude en las compras internacionales:
En envíos internacionales es más complicado certificar los datos del cliente, sus direcciones, la seguridad de las plataformas de pago…hay que estudiar atentamente todo estos asuntos para no caer en manos de mafias internacionales que conocen muy bien los “huecos” de estos sistemas.
Fraude provocado por malware:
Este es el más tópico. “Me han enviado un virus” y similares. Basicamente su objetivo suele ser la obtención de datos (tanto de clientes como los propios del negocio). Es un tipo de estafa altamente especializada que comete gente muy experta. No está al alcance de cualquiera y por eso son los que menos se dan, ya que suelen estar orientados a grandes compañías de millones de clientes por todo el mundo, y no a ecommerce pequeños.
¿CÓMO PROTEGER UN Ecommerce del fraude sin volverte paranoico?
Si bien todas estas amenazas a la seguridad del comprador son graves y potencialmente dañinas para tu Ecommerce, hay una serie de medidas preventivas que puedes implementar para minimizar el riesgo de fraude en tu negocio online, pero ojo, no te tomes estas medidas al pie de la letra hasta sus últimas consecuencias, hay que tener un poco de mesura y, sobre todo, no presuponer que todo cliente que entra a tu página sea un estafador en potencia… Por ejemplo:
- Pon en marcha sistemas de seguridad para el pago con tarjetas de crédito como el caso de MasterCard SegureCode o Verified by Visa.
- Asegúrate que tu plataforma de pagos soporte el protocolo AVS (Adress Verification Service), CV2 o 3D Secure.
- Utiliza un servicio de perfiles de fraude como el caso de FraudWatch, que tiene la capacidad de detectar ordenes de compra potencialmente fraudulentas, antes de siquiera procesarlas.
Comprueba la información y los datos del cliente sin necesidad de estar acosándole con un formulario de preguntas demasiado extenso y, sobre todo, sin que el propio cliente piense que tu sospechas de él (no hay nada peor que que te consideren un ladrón sin serlo). ¿Se trata del titular de la tarjeta?, ¿La dirección de envío se corresponde con un sitio real? ¿Ha solicitado envío urgente y por qué? ¿El sitio de facturación está en la misma ciudad o, al menos, en el mismo país que el del envío? ¿Ha hecho pedidos en otras ocasiones? Son datos que puedes comprobar tú mismo sin molestar al cliente.
Si las direcciones de facturación y envió son diferentes no es un indicativo directo de algo raro, pues son muchas las compañías que tienen diferentes sucursales o negocios y facturan todo a la misma empresa, aunque sea para alguna de sus sedes. Pero si es un particular el que lo hace, nuestra recomendación es que lo compruebes bien, sobre todo si ha pedido el “envío urgente”. No se trata de desconfiar del cliente, si no de revisar que todo está en orden y que sus datos son válidos. No llevará más de unos minutos y nos podremos ahorrar los costes derivados de un pedido falso.
La mayoría de los casos de fraude online suelen funcionar bajo la premisa “a ver si cuela…”. No todos son altamente especializados si no que, suelen ser “argucias” que emplean aprovechándose del despiste de los comerciantes (no comprobar bien los datos, enviar rapidamente para quitártelo de encima sin comprobar si se ha recibido el pago, hacer una devolución sin asegurarse de que es lícita…), por eso, la gran mayoría son evitables simplemente teniendo cuidado y siendo observador a la hora de procesar los pedidos.
¿Te ha pasado algo parecido y no has sabido qué hacer? Cuéntanoslo y sabremos aconsejarte para futuras ocasiones.
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