Si bien es cierto que internet nació como paradigma definitivo de la libertad, también lo es que, a raíz de generarse infinitud de nuevos negocios y manera de hacer dinero que nunca habían existido hasta ese momento, las diferentes naciones del mundo hayan tenido que aumentar en gran medida sus sistemas legales, intentando abarcar todas las actividades que repercuten ahora en las economías nacionales.
Ahora bien, el progreso digital va a una velocidad superior al jurídico. Simplemente, los sistemas judiciales no son capaces de seguir su ritmo, así que, para lo bueno y para lo malo, internet es el nuevo farwest. La civilización va avanzando lenta e inexorablemente, pero los cuatreros, los salvajes y los comerciantes de dudosa moral, campan a sus anchas. Es difícil manejar algo globalizado desde las legislaciones nacionales, por ello se vuelve necesario la intervención de un órgano supranacional que pueda extender más allá de las fronteras nacionales sus influencias.
La Comisión Europea anunció el pasado mes de mayo la apertura de una investigación sectorial sobre el e-commerce con objeto de analizar desde la perspectiva del Derecho de la Competencia, las prácticas del sector ante posibles distorsiones en el mercado interior, posibles abusos de posición dominante o barreras al e-commerce entre países de la Unión. Pretende analizar únicamente aquellas prácticas que puedan restringir la competencia afectando en la capacidad de consumidores y tiendas online de vender y comprar online. En especial, se analizarán aquellas en las que pueda intervenir un acuerdo entre fabricante o y distribuidor o bien que pueda ser un abuso de posición dominante.
Es decir, se intentará perseguir la práctica habitual de que un fabricante venda sus propios productos más baratos que los de los clientes a los que distribuye, robando toda la demanda del mercado sin posibilidad de competir con sus precios (habitual, sobre todo, en ciertos sectores específicos, como el informático, el de cosmética o el de mobiliario).
La investigación se comenzó dictando una Decisión y enviando cuestionarios a empresas de toda la Unión Europea en diferentes rondas. Las empresas también podrán participar voluntariamente sin que la Comisión haya solicitado respuesta. A mediados de 2016 se publicará un informe preliminar abierto a comentarios y en el primer cuatrimestre de 2017 se emitirá el informe definitivo.
Tendremos que esperar año y medio para tener una respuesta, pero sí que podemos adivinar que se van a levantar un buen número de polvoredas por toda Europa. El tiempo lo dirá.
Nosotros mientras tanto, estaremos observando lo que ocurre. No dejéis de seguirnos para estar bien informados y, desde luego, si tienes alguna duda, aquí tienes nuestro contacto.
Fuente: Confianza Online
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