Ya tienes tu buen catálogo de productos y, de repente, llega uno nuevo que te rompe los esquemas. Todo el mundo te dice “es algo fácil, simplemente mira el precio del proveedor y súmale un porcentaje, o busca la competencia y cópiales las tarifas” ¿Sí? ¿Tan fácil? ¿Y qué pasa si los gastos de producción no son los únicos a tener en cuenta? ¿y si el producto es nuevo y no hay referencias en las que fijarse? ¿Y si eres el único que lo va a vender y no sabes si es algo caro o barato?
Ya te decimos nosotros que no es fácil. La diferencia entre el fracaso y el éxito puede depender de factores que van desde el marketing hasta la fijación de los precios. Tu nuevo producto necesita estar en consonancia con tu selección actual y con tu estrategia de precios general. Si ya has creado una marca asequible, tu producto deberá tener un precio acorde con tu inventario actual, al igual que si te has especializado en productos premium, tampoco podrás lanzarte al lowcost.
Luego, preguntas básicas: ¿Qué sustitutos tiene este producto? ¿Qué competencia directa tiene? ¿Cuál es su precio? ¿Mi producto es superior o inferior a los de la competencia? ¿En qué se diferencia? ¿Hay algún hueco de mercado que esté sin ocupar? Todo eso sólo lo podrás adivinar investigando, consultando y solicitando presupuestos a tus competidores directos. Finge ser un cliente y toma nota de todo el proceso.
Por supuesto, lo más importante. ¿Cuál es el coste de tu producto? El coste de producción (o el que tu distribuidor te haya puesto) deberá influir sobre el precio mínimo al que deseas vender tu producto. Es importante saber el coste de tu producto, ya que venderlo a un precio menor significará que estarás perdiendo dinero. Tu precio mínimo deberá ser siempre igual o superior al coste.
¿Cómo de elástico puede ser el precio de este producto?, ¿cuánto varía el precio? Los productos que pueden mantener su demanda con una variedad de precios se consideran elásticos. Por otra parte, aquellos productos con pequeñas diferencias de precios se consideran inelásticos. Los productos inelásticos son más fáciles de tasar, ya que sus precios no fluctúan tanto. Sin embargo, los productos elásticos pueden tener precios que varíen notablemente dependiendo del proveedor y de las condiciones del mercado. Ahí es donde entra en juego toda la parte de investigación que comentábamos. Tienes que buscar tu hueco entre el resto de tiendas online.
Basándote en la cantidad de inventario que tengas en stock, utiliza la fijación de precios para evitar que se agote o bien para evitar que tu almacén se sature. Para evitar lo primero, aumenta los precios cuando dispongas de poco stock. En caso de que se trate de lo segundo, baja los precios para hacer hueco a la nueva mercancía.
Tratar de averiguar el “precio perfecto” para tu nuevo producto puede ser complicado, ya que el precio perfecto no es invariable. Es importante hacer un seguimiento de la respuesta del mercado hacia tu producto con diferentes precios. ¿Hay alguna fórmula mágica para calcularlo? NO. No hay ni ciencias ni teorías, tan solo perspicacia e investigación. No seas vago, cúrratelo, haz pruebas y compruebas resultados, y te aseguramos que estarás cada vez más cerca de poner el precio perfecto de tu producto.
¿Quieres saber más? ¿Tienes dudas? Sin miedo. Háblanos.
Fuente: Prestashop .com
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